Hoy me re-encontré este corto y no pude evitar reirme todo el rato. ¿Y quién me podría culpar? Esta situación es risible, reterativa, eternamente convertida en cliché y constantemente re-vivida.
Vi este corto y me acordé de él. Del otro él y aquel otro también.
¡Qué dificil no caer en esto! Y al mismo tiempo qué hermoso sería realmente decirles:
¡Hola! te he estado observando y creo que tienes una sonrisa maravillosa y un cuerpo estupendo. Me encantaría pasar contigo esta noche y si todo sale bien, no tendría el inconveniente de amarte por el resto de mi vida.
En fin,
Álvaro Fernández Armero, realiza en el 1992 este corto. En el 93 gana el Goya al mejor cortometraje de ficción. E ingeniosamente olvida insertarle la fecha de caducidad.
¡Hola! Es primera vez que entro a tu Blog, y te saludo desde Lima, Perú.
ResponderEliminarA esa chica de la película, la he visto más de una vez (al tipo de chica me refiero). Y ahora me pregunto: ¿alguna vez… yo habré sido él?... Jajaja, haberlo sabido antes.
He ingresado a tu blog de pura casualidad, pero me gustaría seguir leyendo y curioseando, entonces me pareció justo hacerte saber que si sientes algún ruido dentro de las páginas antiguas de tu blog, soy Yo.
¡Hola Juan Carlos! ¡Gracias por leer mi blog!
ResponderEliminarjajaja y sí probablemente todos hemos sido ellos, indiferentemente del género.