sábado, 11 de julio de 2009

Nube hecha de crepúsculos con tonos terciarios


Se siente como las gotas frías.
Se incrusta como la sequía amarga que deteriora la piel, la fragmenta y desertifica.
Nace de las sanjas el vapor de la paz atenuente poseida por la soledad que la embriaga.

En el escenario se presencia la hipocresía en torrentes laterales.
A lo lejos sonidos fétidos,
el cuerpo permanece en calma como cuando se espera un golpe en seco.

Nariz magullada, ojos cansados,
voluntad rendida,
pasión herida.

El ser en migajas mantenido por la cohesión de almas perdidas.
Los cuervos de las mentes torcidas acechan con una sombría felicidad.

En lo alto, nubes hechas de crepúsculos flotan encima de aquellos mausoleos prohibidos, recónditos y torcidos.
Veneno en las palabras. Veneno en la sabia.

El cuerpo putrefacto emana el aliento a voluntad fétida, sus ojos desorbitados miran al cielo.
El recóndito cielo...
tenuemente se percibe la sonrisa congelada de una muñeca gótica de mortal sensualidad.


En el tiempo congelado se percibe esa nube hecha de crepúsculos con tonos terciarios.

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